Desde Actividades Extraescolares Cantabria queremos difundir en la medida de lo posible esta “declaración de derechos”  ya que entendemos que son necesarios para que los niños puedan obtener todos los beneficios de la práctica del deporte.

1. El derecho a practicar deportes.
Ningún club debería dejar fuera a un niño que quiera practicar deporte. El club y el entrenador son los que tienen la responsabilidad de ofrecer un nivel de actividades de acuerdo a las posibilidades del niño.

2. El derecho a divertirse y a jugar como un niño.
Los niños más pequeños buscan el descubrimiento, quieren cambiar de actividad, inventarse las reglas, étc. Por lo que los entrenamientos han de organizarse de una forma variada y espontánea a través de diferentes juegos.
Los preadolescentes quieren aprender y exigen más a los entrenadores, quieren que sea capaz de enseñarles técnicas eficaces. Así de además de hacer un entrenamiento divertido, debe centrarse en la habilidad deportiva.

3. El derecho a disfrutar de un ambiente sano.
El entrenador debe de posicionarse de una forma clara y rotunda en contra del dopaje, explicando las razones éticas, médicas y psicológicas. A veces el silencio puede llevar a malos entendidos.

4. El derecho a recibir un trato digno.
El entrenador siempre tiene que estar dispuesto a dialogar con el niño y tratarlo con respeto.

5. El derecho a recibir un entrenamiento y a estar rodeados por personas competentes.
Los entrenadores deben tener una formación de calidad además de en el deporte en cuestión, en los ámbitos de la fisiología, la psicología y la pedagogía.

6. El derecho a que los entrenamientos se adapten a los ritmos individuales.
A edades tempranas, las diferencias en el desarrollo son realmente notables entre unos niños y otros, por lo que los entrenadores deben de tener en consideración el ritmo individual de cada niño.

7. El derecho a competir con jóvenes que tengan las mismas probabilidades de éxito.
Las experiencias de victorias y de derrotas son muy enriquecedoras para los niños, tanto para reforzar el autoestima, como para respetar a los demás, por lo que hay que buscar competiciones en las que ningún niño gane o pierda por sistema.

8. El derecho a participar en competiciones adaptadas.
El espíritu de competición está presente desde una edad muy temprana, pero no es hasta los 12 años (aproximadamente) cuando el niño lo asimila por completo. Con lo que las competiciones deben de tener una organización adecuada a las edades. Para los más pequeños suele ser recomendable competiciones cortas, de un día. Para los mayores, se pueden introducir competiciones que se prolonguen durante varios meses.

9. El derecho a practicar su deporte en condiciones de total seguridad.
Tanto las infraestructuras, como la duración de la práctica del deporte, deben de estar adaptadas a la edad y el nivel de los niños para que estos se encuentren seguros y de esta forma, dominar el espacio.

10. El derecho a disponer de tiempos de descanso.
El descanso es importante para el niño que estudia y es indispensable para el que combina el estudio con el deporte.
Los niños no suelen decir que están cansados, es el adulto el que tiene instarlos a descansar.

11. El derecho a no ser un campeón.
Pero también el derecho a serlo. A partir de cierta edad, normalmente 15 – 16 años, el joven deportista podrá intensificar la práctica deportiva o por el contrario seguir practicando su deporte por el placer que le reporta y por la satisfacción de estar con los demás.